Las Bardenas Reales de Navarra es un lugar extremo: de suelo arcilloso-calcáreo, muy pobre y árido, clima seco y con un fuerte contraste térmico entre el día y la noche. Debido a estas duras condiciones, las viñas ofrecen un rendimiento bajísimo pero una calidad extraordinaria, siendo los granos diminutos y con una gran concentración. Hemos plantado árboles frutales y arbustos autóctonos alrededor de las viñas con el fin de aumentar la biodiversidad de este entorno semidesértico.
A escasos kilómetros del desierto empieza la baja montaña y el pre-pirineo navarro. Ahí hemos encontrado fabulosas viñas viejas de garnacha, plantadas de manera casi salvaje y rodeadas de bosque y biodiversidad. La mayoría de estas viñas, que están repartidas en numerosas parcelas, aisladas y muy pequeñas, tienen más de 100 años. Que algunas estuvieran abandonadas nunca fue un impedimento para nosotros, al contrario, son nuestros más preciados tesoros y, gracias a la inestimable ayuda de viticultores del lugar, las hemos logrado recuperar.
Para nosotros, aumentar la Biodiversidad en el viñedo es la manera natural y lógica de entender el cultivo de la vid y de la agricultura en general. Sólo dejando a la naturaleza actuar en libertad, nuestro vino puede ser auténtico y, solo así, nuestro proyecto tiene sentido.
Hemos plantado diferentes especies vegetales como plantas aromáticas, arbustos o árboles frutales (cuanta mayor variedad, mejor), pero siempre variedades autóctonas. Lo hemos hecho tanto de manera aislada como en setos, llegando a suponer esta plantación un 37% del total de la tierra disponible, rompiendo así el monocultivo. También, mantenemos las zonas boscosas cercanas a la viña, importantes, entre otras cosas, por su beneficio como refugio de la fauna.
Todo esto nos permite configurar el mosaico paisajístico, aportando heterogeneidad y potenciando la biodiversidad.
Con nuestra gran superficie de Biodiversidad, queremos atraer a insectos y pájaros que nos ayuden a combatir hongos y plagas, así como a fijar esporas que sirven para la expansión de las levaduras, que luego son fundamentales para la fermentación espontánea del mosto. Para ello hemos acondicionado en el viñedo elementos estructurales con piedras y maderas que sirvan de alojamiento para insectos y reptiles. A todo esto hay que sumar la riqueza cromática y aromática que puede suponer durante la floración/polinización.
Mejorar la Biodiversidad también implica una manera de trabajar nuestras viñas más natural y sostenible. Por ejemplo, con el abono en verde, es decir, usando los raspones de las uvas en vendimia o los sarmientos de la poda, que se pican y se esparcen de manera superficial por la viña. O dejando durante todo el año la vegetación espontánea de la viña, fomentando la proliferación de leguminosas o plantando semillas en caso que no las tuviéramos, ya que estas son hierbas que ayudan a la actividad biológica y nutritiva del suelo, fijando el nitrógeno y mejorando la capacidad de retención de agua.
Trabajando el incremento de la Biodiversidad, el viñedo resulta mucho más resistente a plagas, se regula su vigor y producción y se vuelve mucho más autónomo y sostenible. Y, al final, descubres que puedes hacer vino respetando todos los procesos que la naturaleza marca y aceptando los “inconvenientes” como parte de su tipicidad y su singularidad. No puedes ir en contra la naturaleza, sino que hay que acompañarla.
Una bodega con depósitos de hormigón, estrechos y alargados y de pequeñas dimensiones, ideales para la fermentación y conservación de vinos de calidad. La forma de estos depósitos favorece la extracción de los aromas y taninos de la piel, durante la fermentación, de una manera suave y delicada, como si fuera una infusión, lo que se traduce en vinos más amables y elegantes. Y disponer de muchos depósitos pequeños en lugar de pocos y grandes, nos permite separar las uvas en función de la variedad y su procedencia, preservando así los mostos de mayor calidad.
A nuestra bodega, le hemos sumado un nuevo almacén y un edificio con una espaciosa y confortable sala de catas, con jardín y terraza, en la que poder dar a conocer nuestros vinos a clientes y amigos como si estuvieran en su propia casa. Y, por supuesto, también hemos pensando en el bienestar de nuestros vinos. Esta ampliación cuenta con una cava subterránea para barricas, fudres y botelleros, con el fin de que los vinos puedan envejecer, de manera natural, con total tranquilidad y en perfectas condiciones térmicas.